¿Bebemos menos vino?

Cambiaron las costumbres… ¡sí! y no solo por cuestiones de dieta sino acentuado por un contexto económico difícil, dos razones para comprar menos vino, según un estudio acerca del tema.
 
“La crisis vitivinícola empieza a tomar tintes estructurales. 2016 cerró con el consumo de vinos en el mercado interno más bajo desde que se tienen registros. En total se vendieron 104 millones de cajas, esto es 10 millones menos que en 2015. Para dimensionar el tamaño de la caída. En la crisis del 2001/2002 en el país se vendieron 134 millones de cajas de vino, 30 millones más que el año pasado. Y si vamos más atrás en el tiempo, en 1990, en el país se vendían 190 millones de cajas de vinos. En los últimos 26 años el mercado interno de vinos (que hoy representa el 75% del negocio, ya que la exportación solo cubre un 25% del total) cayó un 45%. En 26 años las ventas de vinos en todas sus categorías al mercado interno casi se redujeron a la mitad.
 
“Entre las explicaciones más importantes se ubica el cambio de hábitos de vida que disminuyó la ingesta diaria de bebidas alcohólicas y el fuerte avance que tuvo la cerveza en un país con una baja cultura hacia esa bebida”, explica el informe del Banco Supervielle a cargo de Javier Merino.
 
Entre los cambios estructurales más notables que ha tenido la Argentina en materia de consumo de vinos es interesante observar lo sucedido con los envases que muestran cómo el consumo tendió hacia franjas de precios más elevadas.
 
En 1995 se despachaban el equivalente a 60,4 millones de cajas en envases de tetra mientras que sólo se vendían en botellas la mitad. Hay que tener en cuenta que en esos años la damajuana tenía una presencia de 47 millones de cajas. Justamente en los años que van hasta 2001 se produce una fuerte sustitución por el envase en caja de cartón.
 
A partir de ese momento cae el consumo de vinos de menor precio, especialmente por sustitución de los consumidores hacia la cerveza, y el vino en tetra llega a su nivel actual de 43 millones de cajas equivalentes.
 
En todo el período analizado crece el consumo de vino embotellado como respuesta a una mayor demanda de vinos de más precio y calidad. El consumidor se hizo más premium a costa de tomar menos cantidad de vino. Pero claramente la caída del último año no es un fenómeno estructural y se debe al contexto macroeconómico, admite el estudio”.