Falsificaciones o vinos truchos

Obras de arte, estampilla y papel moneda son bastante frecuentes entre otras falsificaciones, pero también en el mundo de los vinos las hay y sonadas. Algunas absolutamente cuasi perfectas, otras muy burdas. Entre estas últimas recuerdo una botellas de Veuve Clicquot que en la parte de abajo de la botella estaba la marca de una fábrica de botellas de Argentina, ¡bien conocida…!. Otras veces –en USA y en Europa- los corchos tenían el nombre de otra bodega… Pero es a veces tan sutil la falsificación que ha dado más de un dolor de cabeza en los remates más top.
 
Leímos bastante acerca del tema que nos parece apasionante. Hay quien en el mundo se preocupa y gana buen dinero descubriendo vinos falsos. Una de estas personas es Michael Egan, famoso llamado el "detective del vino", que ha trabajado en casos famosos e incluso ayudó al FBI a dilucidar algunos de esos casos. En Forbes cuentan esta historia apasionante, digna de una película.
 
El empresario tecnológico Russel Frye, de Frye Computer Systems, había puesto en venta parte de su colección (entre los que había un Chateau Lafite 1811, tres botellas de Chateau d’Yquem 1847 y dos mágnum de Chateau Petrus 1921) a través de Sotheby’s en Nueva York en 2006 y logró cobrar US$ 7,8 millones, la segunda subasta de vinos más alta de Sotheby’s. Pero la empresa de remates había apartado algunos por un monto de u$s 3 millones. Aquí entra Egan, quien descubre que los que Frye había comprado de buena fe al bon vivant alemán (y supuesto falsificador de vino) Hardy Rodenstock y había vendido, lo eran.  Lo grave es que una de las famosas mágnum de Petrus 1921 de Rodenstock había obtenido un perfecto 100 del crítico de vino más importante del mundo, Robert Parker. Pero para Egan, los vinos presentaban un pequeño problema: Petrus no había embotellado ninguna mágnum en 1921. También en otra ocasión un millonario amante del vino compró siete u ocho mágnum de Chateau LaFleur 1947 y gracias a Egan se enteró  que sólo se habían embotellado cinco.
 
Muchas veces las etiquetas son detectables para el ojo experto, son fotocopias muy bien hechas pero vistas con lupa se nota letras pixeladas por ejemplo.
 
En la página argentina Area del Vino, hay una nota referente a este tema. Cuenta que el magnate indonesio Rudy Kurniawan que vivía Los Ángeles, en 2012 fue encarcelado por fraude: "Ponía mezclas de vino barato en botellas antiguas con etiquetas falsas. En agosto de este año fue condenado a 10 años de prisión y a la cancelación de una multa de US$20 millones y de una compensación de US$28,4 millones en reparaciones a sus víctimas. Hubo desde tiempos antiguos y hasta ahora falsificaciones, pero hoy se estima que más del 5% del vino que se consigna y se vende en subastas es fradulento".
 
Para desalentar a los falsificadores Patrick Eischen, copropietario de un viñedo en Italia, utiliza tecnología de chip para prevenir que las botellas viejas sean reusadas. Los chip van en la cápsula y detectan si una botella ha sido abierta.
 
Fuentes: Revista Forbes