La copa fundamental

¿Cuál es la importancia del diseño de una copa, la calidad de su cristal, su forma y capacidades?¿Desmerece un buen vino en una copa ordinaria? ¿Moda o realidad? ¿Cristal o Plata? Los buenos vinos requieren un contenedor apropiado para desplegar sus virtudes, para despertar al duende del vino. Y esta es una verdad que no admite réplicas. Pero revisemos la historia. La copa tuvo su antecedente en Pompeya, de metales preciosos, oro y plata. Y se utilizaba una sola, para todos los convidados a la mesa. La historia realmente comenzó con el hallazgo del cristal alrededor del año 1670. A partir de entonces la copa y el cristal fueron tomando protagonismo a la hora de beber. Artistas y diseñadores franceses y los alemanes, se dedicaron a crear.

Así nació la copa flauta para champagne, delicadas filigranas en el Art Nouveau y empresas como Tiffany que también pusieron en el mercado primorosas creaciones. Sin embargo todas eran con muchas figuras talladas, de color rubí, verde o azules para los vinos blancos. Recien en la Exposición Industrial de Paris en 1937 se presentó por primera vez la copa traslúcida y pura. Fue una enorme revolución en el diseño. Adiós a las copas coloridas, dibujadas y filigranadas del cristalero de las abuelas…

Sin embargo mucho vino pasó por sus cristales hasta que el austríaco George Riedel descubrió que el mejor vino, podía desdibujarse en una copa inadecuada. En 1958 presentó la copa especial para beber el Grand Cru de Borgoña, que esta expuesta de modo permanente en el MOMA, Museo de Arte Moderno de Nueva York. de allí en más, el austríaco diseñó copas especiales para cada tipo de vino.

En reglas generales siempre debe ser de cristal, liso. Ni vasos de moda, ni cristal tallado. Para vino blanco una copa más cerrada y estilizada que para el tinto. Los sutiles aromas del vino se desprenden poco a poco y necesitan mayor espacio hacia arriba. Por eso, para los tintos la copa debe ser amplia, panzona, para ayudar al vino a oxigenarse pero con la boca lo suficientemente cerrada para que esos aromas -el bouquet- se concentren.

Una copa para cada vino y ahora de plata!

La idea es que cada vino tiene una densidad y personalidad propia que exige un diseño ad hoc. Porque, el grosor del cristal, la forma que expandirá o no aromas, la manera y el lugar en que el vino cae en la boca y toca la lengua, hará que ese líquido delicioso sea más o menos amable. Tenga mayores matices "La vida es tan corta para beber buen vino, que no se debería hacer en copas de segunda categoría..."(GR) Las Copas tipo Bordeaux, son amplias pero con un leve cerramiento hacia el borde, que luego se amplía. Esta indicada para vinos tánico, ya que dirige el vino directamente al centro de la lengua. Para beber un Malbec o un Cabernet por ejemplo. La Clásica Bourgogne, de borde bien cortado, panzona y levemente cerrada hacia la boca, hace que el vino fluya naturalmente desde la punta de la lengua. Esta copa realza la fruta y es perfecta para tintos jovenes, frutales, como un Syrah, Tempranillo, o un Bonarda. También se utiliza para vinos tintos medianamente tánicos, con paso por barricas, que necesitan la amplitud para airearse.

Las copas que suelen poner en los restaurantes medios, de "labios enrollados", es decir con un borde redondo, no son las mejores para ningún vino. Acentúan la acidez y la rusticidad. Para los blancos , por ejemplo en un Chardonnay , la copa estilizada y de borde fino y cortado envía el vino hacia el centro de la lengua, acentuando sus mejores características. Y la que tiene un leve cerramiento hacia arriba para luego abrirse en un borde fino, envía el vino hacia la punta de la lengua y baja la acidez, mostrando la fruta. Hoy, en el siglo XXI, el genial platero argentino Carlos Pallarols ha diseñado sutiles y estéticamente bellísimas copas de plata. Tenemos pendiente una degustación ...de la cual por supuesto haremos una nota Porque a buenos vinos , imprescindible buenas copas.

CC